La elección vehicular del Papa Francisco, especialmente su preferencia por el Fiat 500L, trascendió el transporte para convertirse en un mensaje global de sencillez. Este vehículo se ha asociado directamente con la imagen del pontífice, representando sus valores de humildad.
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Más allá del ícono: identificando los Fiat 500L papales
Contrario a la imagen popular del pequeño Fiat 500 original, los vehículos preferidos por el Papa Francisco fueron, en su mayoría, del modelo Fiat 500L. Este monovolumen compacto, aunque estéticamente derivado del 500, se basa en una plataforma diferente, ofreciendo considerablemente más espacio. La elección de la versión L (Large) representó una solución pragmática: un auto suficientemente modesto para proyectar humildad, pero con la amplitud interior necesaria para el pontífice y su séquito, convirtiendo al Fiat 500L Papa Francisco en una opción práctica.

La variedad de los Fiat 500L utilizados se hizo evidente en sus distintas apariciones públicas. Durante su histórica visita a Estados Unidos en septiembre de 2015, se emplearon varios de estos modelos. En Washington D.C., fue visto en un Fiat 500L Trekking de color oscuro (descrito como gris carbón o negro). Para sus desplazamientos en Nueva York, utilizó un Fiat 500L Lounge, vehículo que posteriormente sería subastado. En Filadelfia, se dispuso de dos Fiat 500L, uno de ellos gris oscuro. Los colores reportados incluyeron negro, gris carbón y gris oscuro (Grigio Scuro), sugiriendo el uso de una pequeña flota similar en las distintas ciudades.
Para su visita a México en febrero de 2016, la elección fue distinta: una flota de seis Fiat 500L de color blanco. Notablemente, y a petición expresa del Papa, estos vehículos no contaron con blindaje, subrayando su deseo de cercanía. Incluso en situaciones más personales y recientes, como su salida del Hospital Gemelli en Roma en marzo de 2025, optó por un Fiat 500L Sport «Segunda serie», demostrando la continuidad de su preferencia por este vehículo como símbolo de su pontificado.

Especificaciones del vehículo papal: un coche estándar
Los Fiat 500L utilizados en Estados Unidos en 2015, específicamente los acabados Lounge y Trekking, eran vehículos de producción estándar fabricados en Serbia. Montaban un motor 1.4 litros MultiAir Turbo de cuatro cilindros, capaz de generar 160 caballos de potencia (hp) a 5.500 rpm y un par motor de 184 lb-pie (250 Nm) entre 2.500 y 4.000 rpm. Estos motores, que requerían gasolina premium, se acoplaban a distintas transmisiones: manual de seis velocidades, automatizada de doble embrague (Euro Twin Clutch) de seis velocidades, o automática convencional de seis velocidades; los vehículos subastados contaban con esta última.
Estos monovolúmenes eran de tracción delantera (FWD) y sus dimensiones ofrecían un equilibrio entre tamaño compacto y espacio interior. Medían aproximadamente 4,23 metros de largo, 1,77 metros de ancho y 1,67 metros de alto, con una distancia entre ejes de 2,61 metros. El volumen interior rondaba los 3,4 metros cúbicos, con una capacidad de carga útil que variaba entre 603 y 1926 litros, según la configuración de los asientos. El peso en vacío se situaba alrededor de los 1.450-1.480 kg. El acabado Lounge, como el usado en Nueva York, incluía asientos de cuero, climatizador bizona y sistema de infoentretenimiento Uconnect.

La ilusión de lo estándar: modificaciones discretas
Un aspecto central de la narrativa fue la insistencia en que los Fiat 500L eran vehículos de serie, sin modificaciones especiales, para enfatizar el mensaje de humildad papal asociado al Fiat 500L Papa Francisco. La unidad subastada en Nueva York fue descrito como en «excelente condición original». Sin embargo, la realidad de una visita papal, especialmente a Estados Unidos, involucra rigurosos protocolos de seguridad gestionados por entidades como el Servicio Secreto.
Aunque se rechazaron modificaciones ostensibles como blindajes pesados, es plausible que se realizaran alteraciones menores no visibles (posiblemente en comunicaciones o refuerzos estructurales discretos) exigidas por la seguridad estadounidense. En contraste, para la visita a México, se pidió explícitamente la ausencia de blindaje. Esta diferencia sugiere una comunicación estratégica: mantener la percepción pública de un vehículo común, idéntico al de cualquier ciudadano, reforzando la sencillez sin comprometer del todo la seguridad en entornos de alto riesgo. La ausencia visible de blindaje era, en sí misma, una declaración poderosa del Papa Francisco. El objetivo era claro: proyectar cercanía y normalidad.

Viajes en sencillez: el Fiat 500L en acción
El uso del Fiat 500L por parte del Papa Francisco no fue aislado, sino una elección recurrente que reforzó su imagen. La visita a Estados Unidos en 2015 fue su mayor escaparate mediático. Desde su llegada a la Base Aérea Andrews, donde lo recibió el presidente Barack Obama, abordó un Fiat 500L oscuro. La imagen del pequeño auto italiano flanqueado por imponentes SUV de seguridad se volvió icónica, utilizándolo para traslados clave, como el viaje al Capitolio.
En Nueva York, recorrió la Quinta Avenida en un Fiat 500L Lounge negro, saludando desde la ventanilla baja, un gesto inusual de cercanía. En Filadelfia, usó dos Fiat 500L, deteniéndose en una ocasión para bendecir a un niño con parálisis cerebral. En México (2016), la flota de seis Fiat 500L blancos se usó para trayectos más largos entre ciudades como Ciudad de México, Ecatepec y Ciudad Juárez. Se documentó cómo cambiaba del papamóvil abierto a un 500L blanco para regresar a la Nunciatura. Su uso no se limitó a giras internacionales; en Roma, vehículos sencillos como un Ford Focus azul y el Fiat 500L eran habituales para sus desplazamientos cotidianos, incluso su traslado desde el hospital en 2025 fue en un Fiat 500L Sport. Esta constancia demostró que no era un truco publicitario, sino parte integral de su filosofía.

Conduciendo un mensaje: el potente simbolismo del Fiat 500L Papa Francisco
La elección del Fiat 500L Papa Francisco estuvo cargada de simbolismo. El mensaje más evidente fue el de humildad y sencillez. El contraste con vehículos de lujo o papamóviles blindados era una declaración visual potente, alineada con su énfasis en una vida cercana a los pobres y alejada de la ostentación. Él mismo había instado a religiosos a optar por autos más humildes, afirmando que le «dolía» verlos en modelos de alta gama.
Se interpretó también como una crítica al consumismo y al materialismo. Además, en línea con sus llamados a la acción climática, la elección de un auto más pequeño y eficiente se vio como un gesto de coherencia con el cuidado de la «casa común». Usar una marca italiana como Fiat también establecía una conexión natural con Italia y el Vaticano, sugiriendo que le permitía sentirse «como en casa». Optar por un vehículo estándar, a menudo sin blindaje visible y con disposición a bajar las ventanillas, transmitía un deseo de romper barreras y mantenerse cercano a la gente. El Fiat 500L Papa Francisco condensó así valores de humildad, ecologismo, accesibilidad y crítica al materialismo.

Rompiendo moldes: el transporte papal reinventado
La preferencia del Papa Francisco por el Fiat 500L marcó una ruptura significativa con las tradiciones de transporte papal. Históricamente, los papas utilizaban desde la sedia gestatoria hasta vehículos motorizados, a menudo limusinas proporcionadas por países anfitriones, con Mercedes-Benz como proveedor recurrente desde 1930. El concepto del papamóvil moderno, adaptado para ser visto por multitudes, se popularizó con Juan Pablo II, pero el atentado de 1981 impulsó el desarrollo de vehículos con mayor seguridad, como la cúpula blindada.
Los predecesores, como Juan Pablo II y Benedicto XVI, usaron principalmente Mercedes-Benz adaptados (Clase G, Clase M), aunque Juan Pablo II también empleó modelos locales en sus giras (Toyota, Ford, Fiat Campagnola, SEAT Panda). La elección de Francisco por coches como el Fiat 500L, Ford Focus, un Renault 4 donado, Kia Soul o Dacia Duster, fue un cambio deliberado hacia la modestia. Rechazó la sensación de aislamiento de las «latas de sardinas» blindadas, buscando mayor conexión, incluso asumiendo riesgos de seguridad que generaron tensión con su equipo. Al optar por coches de producción masiva, desafió la concepción del papamóvil post-1981, devolviendo el énfasis a la accesibilidad y proyectando un liderazgo más humilde, siendo el Fiat 500L Papa Francisco un claro ejemplo.

Historias del camino: anécdotas de sencillez
El uso de los Fiat 500L generó anécdotas que humanizaron al Papa Francisco. Su gesto de saludar desde la ventanilla baja en Nueva York contrastaba con los protocolos habituales. La emotiva bendición al niño con parálisis cerebral en Filadelfia, tras bajarse del 500L, encapsuló su enfoque pastoral. La tensión con su equipo de seguridad, relatada por fuentes vaticanas, subrayó que su preferencia por vehículos modestos era una convicción profunda, no una actuación.
Otras historias refuerzan esta imagen: aceptó un Renault 4 de 1984 con más de 300.000 km regalado por un sacerdote; subastó regalos lujosos como un Lamborghini Huracán y una Harley-Davidson para caridad; utilizó otros vehículos humildes como un Kia Soul en Corea del Sur o un Dacia Duster. Incluso la matrícula vaticana SCV 1 (Status Civitatis Vaticanae 1), portada por sus Fiat, se convirtió en un detalle reconocido. Estas acciones tangibles hicieron su mensaje de sencillez, simbolizado por el Fiat 500L Papa Francisco, más creíble e impactante que las meras palabras, consolidando su imagen como un líder cercano y austero.
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