El nuevo Renault Kwid, ensamblado en Colombia, marca un hito al usar componentes con derivados del cacao, impulsando la movilidad sostenible en Colombia y la innovación local gracias a una alianza única. Este desarrollo es clave para avanzar en soluciones de transporte más amigables con el medio ambiente en el país.
El «Choco Project»: innovación con sabor colombiano
La industria automotriz colombiana está presenciando un momento clave en innovación con el lanzamiento industrial del Renault Kwid. Este modelo, fabricado orgullosamente por manos colombianas en la planta de RENAULT-Sofasa en Envigado, no es un vehículo cualquiera; es el resultado tangible de una colaboración pionera conocida internamente como el «Choco Project».

En una alianza estratégica que marca un precedente, Renault, la Compañía Nacional de Chocolates y Esenttia, empresa del Grupo Ecopetrol, han unido fuerzas para desarrollar un carro que incorpora materiales sostenibles. El objetivo es reducir significativamente la huella de carbono en su fabricación, un paso importante hacia la movilidad sostenible en Colombia.
La innovación reside en el uso de biocompuestos que aprovechan subproductos del cacao colombiano, manteniendo las propiedades de funcionalidad y durabilidad requeridas. Específicamente, piezas clave como los guardabarros y las guías de aire internas, componentes técnicos cruciales para el rendimiento y la resistencia del vehículo, ahora se fabrican con estos nuevos materiales.
Tradicionalmente, estas partes utilizaban una mezcla de polipropileno y talco. En este proyecto, el talco ha sido reemplazado por polvo de cáscara de semilla de cacao, un subproducto de la Compañía Nacional de Chocolates que ahora adquiere un mayor valor agregado. El desarrollo de este biocompuesto (polipropileno copolímero con carga de cascarilla de cacao nacional) requirió más de 12 meses de trabajo, 50 ensayos técnicos rigurosos y más de 13.000 kilómetros de pruebas para asegurar su viabilidad.

El impacto inicial es considerable: se estima que durante el primer año se utilizarán 50 toneladas de este biocompuesto para la producción del Renault Kwid, cifra que se proyecta superar las 70 toneladas en años futuros. El liderazgo de RENAULT-Sofasa en esta iniciativa refleja una visión que va más allá de la simple manufactura, impulsando la movilidad sostenible en Colombia desde la producción.
“En RENAULT-Sofasa estamos orgullosos de liderar iniciativas como el Choco Project, una alianza que además de desarrollar la innovación industrial, también refleja nuestro compromiso con la sostenibilidad y el talento colombiano. Este proyecto demuestra cómo, a través de la colaboración con aliados estratégicos como la Compañía Nacional de Chocolates y Esenttia, podemos transformar residuos en soluciones que beneficien al medio ambiente, a nuestra industria y al desarrollo del país”, afirmó Ariel Montenegro, Presidente de RENAULT-Sofasa.
Esta capacidad de transformar subproductos en recursos de alto valor es un claro ejemplo práctico de economía circular aplicada, una de las piedras angulares de la estrategia de sostenibilidad de la compañía.
Sostenibilidad automotriz: un desafío global con respuesta local para la movilidad sostenible Colombia
La industria automotriz global enfrenta un desafío ineludible: su considerable impacto ambiental. Como señaló Ariel Montenegro en el Ágora Unisabana, el transporte es responsable de una parte importante de las emisiones globales (cerca del 14% de gases de efecto invernadero y casi 25% de CO2). Reconociendo esta realidad, Renault y la industria en general están en una profunda transformación.
Ya no se trata solo de fabricar vehículos, sino de hacerlo de manera responsable, considerando todo el ciclo de vida del producto. Renault, en particular, se ve a sí misma no solo como parte del problema, sino activamente como parte de la solución, impulsando la innovación en todas las etapas para mejorar la movilidad sostenible en Colombia y global.

En el contexto específico de Colombia, el desafío de la movilidad sostenible en Colombia se agudiza por la antigüedad del parque automotor. Con una edad promedio cercana a los 19 años para sus 7 millones de vehículos, la necesidad de renovación es urgente, tanto por eficiencia como por seguridad.
Montenegro fue enfático en que, si bien los vehículos eléctricos son clave para el futuro, la transición requiere un enfoque pragmático y multifacético en países como el nuestro. La adopción de EVs no será instantánea debido a costos e infraestructura, por lo que es vital seguir mejorando las tecnologías existentes y ofrecer soluciones accesibles para la movilidad sostenible en Colombia.
Aquí es donde modelos como el nuevo Renault Kwid juegan un papel crucial. Este vehículo, ensamblado en Envigado, representa un salto cuántico en eficiencia comparado con modelos más antiguos: emite hasta 80% menos contaminantes y 68% menos CO2 que un Twingo de hace 15 años. Con un consumo de hasta 67 km/galón y un peso ligero (menos de 800 kg), es una herramienta poderosa para acelerar la renovación del parque, permitiendo a más familias acceder a un vehículo nuevo, más limpio y seguro, fomentando la movilidad sostenible en Colombia.

La accesibilidad, subrayó Montenegro, es fundamental para democratizar la movilidad moderna y sostenible. Paralelamente, la apuesta por la electrificación es firme. Renault ya tiene un 30% de su portafolio colombiano compuesto por vehículos 100% eléctricos y avanza con su gama híbrida E-TECH. La visión es tecnológicamente abierta, explorando también el potencial del hidrógeno y los combustibles sintéticos (e-fuels).

Es crucial destacar el enfoque integral: Renault no solo vende vehículos eléctricos, sino que invierte en el ecosistema, como demuestra su centro de reparación de baterías en Envigado, uno de los pocos fuera de Europa, capacitado para extender la vida útil de estos componentes. El objetivo, reiteró Montenegro, no es imponer una tecnología, sino ofrecer las soluciones más adecuadas y con menor impacto ambiental posible para cada necesidad y contexto, clave para la movilidad sostenible en Colombia.
El poder de las alianzas para una movilidad sostenible en Colombia
El «Choco Project» es la materialización de una filosofía central para Renault en la era de la sostenibilidad: la colaboración es indispensable. La transformación de la industria requiere ir más allá de las capacidades individuales.

“Renault pasó de verse como un car maker (fabricante de carros) a un care maker (cuidador)”, comentó Ariel Montenegro. Esta filosofía de «cuidar» implica una responsabilidad extendida hacia el medio ambiente y la sociedad, y se traduce en la búsqueda activa de sinergias, fundamentales para la movilidad sostenible en Colombia.
El proyecto del Kwid con cacao no habría sido viable sin la unión de Renault, Compañía Nacional de Chocolates (proveedor de la cascarilla) y Esenttia (experta en polímeros y encargada de la mezcla). Pero la red de colaboración fue más allá, integrando a la ANDI (que validó y apoyó financieramente el proyecto), al ICIPC (clave en la validación técnica del material) y a proveedores como Riduco y Truher. Las empresas aliadas comparten esta visión de sostenibilidad y economía circular.
“Esta iniciativa es el resultado de una alianza de valor, pues en colaboración, impulsamos el logro de nuestro propósito superior ‘Transformar y transformarnos por la sostenibilidad’”, dijo Carlos Guillermo González, Presidente de Esenttia.
Por su parte, Juan Camilo Mazo Rivas, Gerente de I+D de la Compañía Nacional de Chocolates, añadió: “…estamos comprometidos con la sostenibilidad… hemos desarrollado procesos para valorizar los subproductos del cacao… Esta colaboración con la industria automotriz desarrollamos su aplicación en autopartes, contribuyendo a la creación de materiales más sostenibles y promoviendo la economía circular en el país y la región”.
Este esfuerzo conjunto no solo creó un material innovador, sino que logró cumplir los exigentes estándares globales del Grupo Renault, obteniendo la homologación PMR. Esto valida la capacidad técnica colombiana y abre puertas para la exportación de este biocompuesto, fortaleciendo la cadena productiva nacional y posicionando a Colombia en el mapa global de la movilidad sostenible en Colombia.
Impacto económico y social: más allá del vehículo y clave para la movilidad sostenible en Colombia
El compromiso de Renault con Colombia, evidenciado en proyectos como el Kwid con cacao, se traduce en un impacto tangible en la economía y la sociedad. La operación de ensamble en Envigado involucra directamente a 1.300 talentos locales y genera una red de aproximadamente 7.000 empleos directos e indirectos en su cadena de valor.

La planta no solo abastece al mercado local, sino que es una plataforma de exportación clave (más del 65% de la producción del Kwid se exportará, principalmente a México), atrayendo divisas y tecnología al país. Esta actividad se apoya en 24 proveedores locales principales y muchos otros, dinamizando la economía en al menos cinco regiones colombianas.
La planta de RENAULT-Sofasa opera bajo altos estándares de eficiencia y sostenibilidad. Es la cuarta planta más eficiente del Grupo Renault a nivel global y utiliza energía eléctrica de fuentes 100% renovables, además de reciclar el 98% de sus residuos. Este esfuerzo contribuye indirectamente a la visión de movilidad sostenible en Colombia.

Este compromiso operativo se complementa con una visión social. Ariel Montenegro destacó el reconocimiento de Great Place to Work, especialmente como uno de los mejores lugares para trabajar para las mujeres en Colombia, con un 40% de mujeres en posiciones de liderazgo. La seguridad es otra prioridad, impulsada por programas como Human First y tecnologías innovadoras como el Fireman Access (acceso para bomberos en EVs, cuya patente Renault liberó como open source).

A través de la Fundación Renault, se invierte en educación y empleabilidad, buscando cerrar brechas sociales. Todo esto refuerza el rol de la industria automotriz como motor de desarrollo, con un efecto multiplicador significativo: cada peso invertido en producción genera 2.6 veces su valor en la economía colombiana.
Un símbolo colombiano para el mundo
Para encapsular el espíritu de este proyecto innovador y el orgullo de su origen, cada Renault Kwid ensamblado en Colombia llevará un detalle distintivo y discreto: un pequeño colibrí grabado en el parabrisas. Esta ave, emblemática de la biodiversidad única de Colombia (el país con más especies de aves del mundo), fue elegida por Ariel Montenegro y su equipo por simbolizar agilidad, versatilidad, resiliencia y vitalidad, características que reflejan tanto al Kwid como al espíritu del proyecto y del país.

Su rol ecológico como polinizador añade una capa de significado ligada a la sostenibilidad. Este colibrí no es solo un adorno; es un sello de la manufactura colombiana que viajará por Latinoamérica, recordando el ingenio y la capacidad productiva del país. Es un símbolo que conecta el vehículo con la tierra, la cultura y las manos que lo hicieron posible.
El «Choco Project» y el Renault Kwid con corazón de cacao se erigen así como un testimonio del compromiso de Renault con Colombia, demostrando que la innovación, la sostenibilidad y el desarrollo económico pueden ir de la mano. Es la prueba del poder transformador de las alianzas estratégicas y de una visión industrial con propósito, marcando el camino hacia una movilidad sostenible en Colombia que es, a la vez, tecnológicamente avanzada y profundamente arraigada en los recursos y el talento local.
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